Wednesday, May 19, 2010

Miedo

    Deus Misereatur

    Por Orlando Gutiérrez Gross

    -Polvo eres y en polvo te convertirás. –Escuchó.


    Sintió un escalofrió en su inerte cuerpo.


    Entonces empezó a darse cuenta que al fin podía moverse. Intentó hablar y lo consiguió. Ya había pasado el horrible ataque de catalepsia. Ahora lo importante era salir. Golpeó el féretro con los puños, arañó el terciopelo. Pero nada. Notó como le salía sangre de las manos. Cómo se le rompían las uñas. Descansó.


    Su respiración era fuerte. Jadeante.

    Su corazón latía desesperadamente. Gotas de sudor le caían por la frente. Estaba agotado. Pero debía seguir. Pronto no le quedaría aire. Hacía ya bastante rato que estaba golpeando la caja intentando romperla por arriba, pero pronto se dio cuenta que sería imposible. Entonces empezó a golpear por un lado. Y notó como la madera se empezaba a resquebrajar. Quizás pudiera salvarse. Entonces fue cuando escuchó golpes sobre la caja.

    Pronto supo de qué se trataba. Y un sentimiento de terror sacudió todo su cuerpo. Un grito lleno de horror brotó de su seca garganta:

    -¡No!, ¡eso no!, ¡Dios mío no!, escuchó como caía la tierra, era el sonido de las palas. De pronto, el silencio lo invadió.

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