El Ritual
Por Orlando Gutiérrez Gross
Desde que entraron a casa, presentí que sería otra de esas noches.
Cada vez que “olían” eso, se ponían raros. No lograba entender que era lo que les hacía, pero el olor que llegaba a mi nariz, era feo.
Siempre era el mismo ritual, lo ponían en un plato y se sentaban a platicar, al rato se quitaban la ropa y los veía acariciarse. Eso me gustaba, porque estaban jugando y podría participar, pero apenas me acercaba, me rechazaban.
Después de un rato pasaban al cuarto y él se le montaba a ella, como hago con mi almohada. Al día siguiente me dejaban entrar en el dormitorio, pero ese “olor” inundaba el ambiente. Cuando les quería dar un beso en la boca o nariz, el olor a cloro era espantoso.
No me gusta que inhalen ese polvo blanco.
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