Wednesday, May 19, 2010

Soez y Altisonante

Coprolalia

Por: Orlando Gutiérrez Gross

- ¿Diga?

- Buenos días, la Señora Cuestas por favor.

- Sí, con ella

- Sra. Cuestas, habla Lilliam de Carrasco, directora de colegio de Alejandro

- ¿Cómo está Lilliam?, ¿Qué le pasó a Alejandro?, ¿Qué hizo?

- Alejandro ha tenido un ataque de nervios, todo ha empezado en la clase de ciencias, por lo que tengo entendido, empezó a imitar al profesor y después a ofenderlo con malas palabras, mientras se jalaba él mismo el pelo. Lo han tratado de calmar y se encuentra en la enfermería en estos momentos, ¿podría usted venir por él, por favor?

Inmediatamente dejé caer el teléfono. Sentí como el mundo se me venía para abajo, la temperatura de mi cuerpo se acrecentó y bajó. Me sentí mareada.

Agarré las llaves del carro y manejé nerviosa, hacia el colegio.

Todo empezó hace un mes, cuando Alejandro empezó a parpadear constantemente, creí que era un nuevo tic que se agregaba a la lista de contracciones de nariz y sacudidas de cabeza. Lo llevé al doctor y no le encontró nada malo.

Ayer en la noche, lo encontré en el cuarto golpeándose la cara con un libro, llamé al doctor inmediatamente y me dijo que le diera una pastilla para nervios y que lo llevara hoy después de sus estudios a la consulta, para volver a examinarlo.

Antes que sonara el teléfono me puse a buscar páginas en internet, esperando encontrar algo que me ayudara y creo que lo encontré. Solo hacía falta un síntoma: la coprolalia. Eso me tranquilizó. Hasta que recibí la llamada del colegio…

Al recogerlo, lo llevé inmediatamente al doctor. En el transcurso, me decía: - vieja puta, bastarda, te odio, mierda, callate. No dejaba de mover la cabeza y cuando trataba de tranquilizarlo, me volvía a callar e insultar.

Después de examinarlo, el médico confirmó lo que yo temía.

- Señora, Alejandro tiene el Síndrome de Tourette. Bla bla bla bla bla bla –era lo único que escuchaba yo decir al doctor, mientras pensaba: ¡Jueputa mierda, ya la cagué!

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